jueves, 3 de enero de 2008

PAGAN MACACOS POR APAREARSE

Los macacos machos espulgan a las hembras con el claro propósito de obtener de ellas favores sexuales. Las caricias, limpiezas y tocamientos de los machos no son parte de un rito de apareamiento más o menos estereotipado, es el precio que deben pagar para aparearse; un precio que depende de las condiciones y el estatus social de cada parte.
Las observaciones que comprueban este comportamiento fueron realizadas entre julio de 2003 y febrero de 2005 a un grupo de 50 macacos de cola larga que viven en el parque nacional de Tanjung Puting, en Kalimantan (Borneo) Indonesia.

En el grupo había 23 adultos, cinco machos y dieciocho hembras que a lo largo de esos 20 meses fueron observados por los investigadores dirigidos por el profesor norteamericano, Michael Gumert. Se observó que en 243 ocasiones los machos espulgaron o acariciaron a las hembras; en el 89% de estos casos esos actos se realizaron con hembras receptivas, es decir con las que podían establecer una relación sexual. De hecho, en un 37% de las ocasiones el apareamiento tuvo lugar. Cabe señalar que cuando existe una posibilidad de apareamiento los macacos machos invierten mucho mas tiempo en espulgar a las hembras. El tiempo medio empleado con las hembras receptivas fue de 9 minutos 18 segundos y con las no receptivas no llego a los seis minutos.

El dato más relevante es que las caricias de los machos están condicionadas por la jerarquía social, tanto en duración como en frecuencia. Un macho situado en lo alto de esa jerarquía no tiene que invertir demasiado tiempo para lograr la conquista de una hembra. Además, tiene muchas relaciones. En sentido opuesto, una hembra de alto rango social debe ser atendida por un macho de estatus inferior durante más tiempo.

Todo esto apunta la existencia de lo que Gumert llama un "mercado social" en el que los ejemplares con más y mejores recursos reciben mayores remuneraciones. Analiza las relaciones sociales como una forma de contraprestación mutua, un trueque, en el que cada una de las partes sale beneficiada. En este sentido, las hembras valoran las caricias por sí mismas; pero también por el rango que ocupa el macho que las proporciona.

No obstante, según Michael Gumert las caricias tendrían una segunda utilidad, ayudarían a reducir el estrés y de este modo, facilitarían las relaciones entre los sexos. A los machos les resultaría más fácil intentar un acto sexual con las hembras; y éstas serían más "tolerantes" con los machos.
Fuente:el mundo
Fotos: Animal Behaviour
(a) el macaco macho espulga a la hembra.
(b) los macacos de la foto anterior, la hembra accede a aparearse con el macho.

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